Recupera tu vitalidad en 21 días
Te proponemos una serie de rutinas de alimentación y de cuidado tanto personal como emocional. Incorpora uno de estos cambios cada día y notarás la diferencia.
Es crucial entender que los cambios nunca serán efectivos si no vienen de la mano del amor, la aceptación y el respeto hacia nosotros mismos. Cualquier experiencia de cambio de hábitos pasa por varias etapas, y cada persona se mueve hacia delante o hacia atrás a su propio ritmo. Si eso ocurre, lo fundamental es visualizar nuestro propósito, centrar de nuevo el foco en ello y retomar el camino. De estas 21 rutinas de alimentación y cuidado, incorpora solo una cada día. Si a ese ritmo no te sientes cómodo, no pasa nada, quédate con el punto anterior hasta que sientas que ya lo tienes incorporado.
Levántate 15 minutos antes de lo habitual; boca arriba con los brazos pegados al cuerpo y los ojos cerrados, haz cinco respiraciones profundas. Agradece el nuevo día y visualiza el propósito de la jornada. Haz afirmaciones positivas (“Hoy será un día maravilloso”).
Usa un limpiador de lengua y bebe un vaso de agua tibia con el zumo de medio limón.
Bébete un zumo o batido verde cada mañana con fruta y verdura, si puedes, ecológica. Por ejemplo: una pera + una taza de lechuga o espinacas + unas hojas de perejil + un poco de canela + unas hojas de estevia + una taza de agua.
Prepara snacks fáciles de llevar: fruta fresca o deshidratada, tomates cherry, chips, trufas …
Añade hoja verde cruda (rúcula, canónigos, escarola, endibias, apio, espinacas) y germinados en cada plato.
Incrementa el consumo de verduras redondas y de raíz (calabaza, nabo, chirivía, zanahoria, puerro) hervidas, al vapor, en cremas, al horno…
Cena antes de las 21 h, o lo más pronto posible.
Bebe agua o infusiones, lejos de las comidas para no interferir en la digestión.
Cambia la sal común por sal marina sin refinar; el azúcar o el edulcorante artificial por endulzantes naturales, el vinagre de vino por el de manzana .
Incorpora cada semana un alimento saludable que no hayas probado nunca.
Añade semillas a tus platos: de chía y cáñamo en el desayuno, de sésamo molidas y de girasol a mediodía y de calabaza por la noche.
Anota un diario de alimentos donde escribas tus emociones y sensaciones antes y después de cada comida.
No se trata de vivir más, pero sí de vivir mejor
Antes de acostarte, escribe tres motivos por los que estás orgulloso de ti y completa la frase: “Doy las gracias por…”.
Practica la gratitud durante todo el día hacia los que te rodean y hacia ti mismo.
¡Sonrie! Es gratis y nos hace sentir realmente bien. Una sonrisa es la expresión, más que de felicidad, de estar a gusto, de disfrutar, de vivir con serenidad. Si no eres de los de sonrisa fácil, prueba a mantener un lápiz entre los dientes, fingiendo un poco la sonrisa. Está demostrado que este ejercicio, si lo mantienes durante unos diez minutos, libera endorfinas como si estuvieras sonriendo de verdad.
Haz algo que te haga sentir feliz cada día: música, cantar, quedar con un amigo…
Escríbete una carta de amor hacia ti mismo lo más dulce y tierna posible.
Llama a un amigo con el que no hablas hace tiempo.
Busca una actividad física regular que te guste y se ajuste a tu estilo de vida y condición física.
Mejora tu imagen, muchas veces se suele asociar a vanidad y a algo puramente superficial. Sin embargo, se ha comprobado mediante estudios que el sentirse cómodos con nuestra imagen genera un impacto positivo en el ámbito personal y social. Así, el estar cómodo conmigo mismo, me permite una mejor relación con los demás.
Si a pesar de estos cambios no te encuentras bien, elimina los alimentos más inflamatorios o alérgicos de tu dieta –gluten (trigo), lácteos, huevos, maíz y frutos secos– durante cuatro semanas y introdúcelos por separado, semana por semana.
Disfruta de lo incorporado y siéntete muy orgulloso.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)