Abre la mente
A veces, las mejores personas, aparecen de improviso, sin que las busque. Llegan para plantar flores en el jardín de nuestros días tristes, están ahí para ser el eco de nuestras risas, el imán de nuestras complicidades, de nuestras aficiones y pasiones. Son ese faro que nunca se apaga, sin contradicciones, sin presiones ni dobles fondos.
Hay personas que llegan a nuestra vida por casualidad, que nos parecen hechas solo para amar, capaz de sorprendernos y de regalarnos palabras que nos hacen sentir bien;
Hay gente que no habíamos elegido de conocer, pero que nos parece que siempre has querido, y que pasan justo cuando no creíamos más, cuando no queríamos más, cuando teníamos casi decidido vivir con los ojos cerrados;
Hay personas que tal vez entran en nuestra vida solo para darnos un poco de esperanza, para hacernos mejores, para escucharnos y cuidar de nosotros, sin desear otro;
Hay personas que nos hacen soñar, que tienen la energía de la vida de nuestros mejores días, que aman estar juntos para sentirnos respirar a su propio ritmo, sin pedir nada a cambio, nada de material ni tangible.
Hay personas que surcan nuestro destino por el solo hecho de haber ingresos inesperadamente, por haber elegido tal vez el momento menos adecuado para nosotros, pero de seguro irrepetible a nuestros ojos; hay personas que nunca podremos olvidar, que allá donde vayamos siempre serán Con nosotros, que buscaremos hasta en las pequeñas cosas, en los perfumes llevados por el viento, al amanecer en campo abierto, en la medida en que la naturaleza despierta los sentidos y los recuerdos se hacen más fuertes;
Hay personas por las cuales no debemos defendernos, porque ya eran parte de nosotros antes de que cruzaran nuestros pasos, y que nunca debemos dejar de buscar otra vez, porque esas personas hacen bien al corazón.
Esas personas especiales que hacen nuestra vida más hermosa, interesante y especial, son regalos que todos merecemos y que, por encima de todo, estamos obligados a cuidar. Demos siempre la mejor versión de nosotros mismos a esos seres especiales que dan luz a nuestro día a día.
Algunas personas pasan por nuestra vida para enseñarnos a no ser como ellas. Porque, como dice un dicho muy famoso “Algunas personas causan felicidad a donde van; otras, cuando se van”. Aun así, de toda relación obtenemos un beneficio.
La vida realmente es corta como para vivir angustiado por lo que nos hacen o dejan de hacer cada una de las personas que nos rodean.Por eso la mejor decisión que podemos tomar es distanciarnos de lo negativo de algunas personas y acercarnos a aquellos que nos hacen sentir bien.
(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)