ASÍ RESPONDIÓ UNA MUJER…
Las mujeres se ocupan y se preocupan
Llegadas a la madurez, son muchas las inquietudes que pueblan su cabeza. Y, además, de todo tipo, más o menos privadas, frívolas y contundentes.
Por un lado, la sociedad exige mucho más a las mujeres en lo que al cuerpo compete, de manera que según pasan los años comienzan a preocuparse por cada arruga, surco, mancha o muesca de celulitis que se instale sobre la piel. Pero, por supuesto, esta mujer no puede dedicar gran parte de su tiempo a estas cuestiones, ya que trabaja.
Por otro lado, la mediana edad es una época complicada para hombres y mujeres: los padres mueren, los hijos crecen y a uno le salen canas. La mujer ve, además, su cuerpo revolucionado por las hormonas y, en muchos casos, sobrepasada por su existencia.
Demasiadas son las cosas que preocupan a la mujer moderna que ronda la mediana edad. Todas ellas relacionadas con el cuerpo, la estética, la casa…, las ocupaciones más terrenales que tradicionalmente se han venido ligando a la esencia de la mujer.
Los medios bombardean
¿Debería dejar de beber?
Los medios nos bombardean con ello: el alcohol es malo para la salud, para el hígado, para la piel. Una copita de vino al día no hace daño. Además, las resacas ya no las llevas con tanto ánimo y dignidad como antes. Por todos esos motivos la bebida es, al parecer, uno de los problemas que más inquietan a las mujeres.
¿Dormiré algún día lo suficiente?
Son demasiadas cosas: el trabajo, la casa, la comida, el marido, el cuerpo de una, la cara de una, la ropa…
La mujer actual no tiene tiempo para dormir bien, para dormir las horas suficientes.
5. ¿Qué crema de belleza debería comprarme?
Hay mil millones de cremas de belleza, de mil millones de precios, en mil millones de botes distintos, anunciados por mil millones de famosas diferentes. Y cada amiga recomienda una, y la mujer actual no sabe cuál comprar. Incertidumbre que nace, claro, de un factor que todas tienen en común: sus efectos apenas se perciben.
¿Estaré premenopáusica?
Sudores, escalofríos, retención de líquidos o leve aumento de peso son muchos de los síntomas normales que achacan a la mujer llegada una cierta edad. No obstante, hay que verlo por el lado bueno: en cuanto pase la época de transición, la cesión de la menstruación restará una de las preocupaciones femeninas.
¿Quién va a cuidar de mí cuando sea vieja?
Se vislumbra la vejez antes de tiempo y acechan inquietudes que, si bien son comprensibles, no ayudan a nada.Mucho pensamos en la vejez y poco en la muerte, frente a la que sabemos que no tenemos nada que pensar. “se piensa en la muerte como en una exposición de escultura: suponiendo que va a ir a ella todo el mundo menos uno mismo”.
¿Estarán bien mis padres?
Ya empiezan a estar mayores, nos preocupa que se queden solos, que no se sepan desenvolver, que tengan un accidente doméstico ante el que no sepan reaccionar, que la ambulancia llegue tarde.
¿Estarán bien mis hijos?
¡Y con los tiempos que corren! ¿Cómo van a pagar sus impuestos? ¿Serán autónomos algún día? ¿Sabrán desenvolverse en la vida? ¿Y si tienen un accidente doméstico y no saben reaccionar…?