OCÚPATE DE TI

No eres para todos

El mundo está lleno de personas que, sin importar lo que hagas, no les agradarás. Pero también está lleno de personas que te amarán con fervor: esa es tu gente.
Habla con los que sí quieran escucharte.
No pierdas tu valioso tiempo tratando de convencerlos de tu valor: nunca querrán lo que das.
No los obligues a caminar de tu lado. Perderás tu tiempo y el de ellos, y causarás heridas innecesarias, que tardarán tiempo en sanar.
No eres para ellos y ellos no son para ti… saluda cortésmente y continúa tu camino.
Compartir tu camino con alguien es un regalo sagrado… no abarates ese regalo, caminando hacia la dirección equivocada.
Sigue de frente hacia tu verdadero norte.
Nunca te sacrifiques por nadie. Vive tu vida auténticamente y así nunca tendrás la necesidad de desquitarte ni sentirás rencor alguno contra nadie.
 Una persona que no siente rencor contra nadie es una persona amorosa, compasiva, cordial, dadivosa.
Una persona que no siente rencor contra nadie ni contra sus hijos, ni contra su marido, ni contra su esposa es tremendamente hermosa. Crea un ambiente de felicidad alrededor de ella. Quienquiera que entre en contacto con ella comparte su felicidad.
Ocúpate de ti mismo.
Mira simplemente a los árboles. No hay un árbol que esté tratando de sacrificarse por otro árbol; consecuentemente, tienen verdor. Si empiezan a sacrificarse, ningún árbol tendrá verdor, ningún árbol florecerá jamás.
Mira las estrellas. Se ocupan de sí mismas: brillan para sí mismas, no se sacrifican. De otra manera la existencia se volvería fea y oscura.
El ocuparse de uno mismo es natural. Y ese “sí mismo” que estoy enseñando es lo que define el Tao ¡Camino!Tu naturaleza. Escúchala, síguela.
Tu naturaleza te está diciendo: “Sé feliz”…
Vive para ti mismo y vivirás para todos los demás, pero este no es un sacrificio.
Vive para ti mismo. Sé real, auténticamente dedicado a ti mismo; ese es el proceder de la naturaleza.
Cuida de tu felicidad, de tu descanso, de tu vida, y te sorprenderás de que cuando te sientes feliz ayudas a otros a sentirse felices, porque entiendes, poco a poco, que si los otros se sienten felices tú te sentirás más feliz.

Nos pasamos la vida haciendo cosas. Vas, vienes del trabajo, vas de compras, cumples recados, comes, duermes, planificas… Ahora bien, en medio de estas dinámicas cotidianas ¿dónde quedan las sensaciones, las buenas emociones, los sentimientos?Para aprender a pensar en ti mismo debes tener claro un aspecto: detenerse para ser, sentir y estar también es prioritario.

Ahora bien hacer y sentir no son excluyentes. El secreto está en conseguir que gran parte de las cosas que hacemos a lo largo del día sean satisfactorias para ti. Ideal si tus responsabilidades laborales son motivadoras y te ayudan también a crecer como persona, cumpliendo metas.

Necesario también que ese tiempo que compartes con quienes te rodean, sean también de calidad. En caso contrario, si la vida con esa pareja, amigos, familia o compañeros de trabajo no te satisface y te trae más sin sabores que placeres estarás invirtiendo en infelicidad.

Quien aprende a pensar en sí mismo y priorizarse cuando es necesario, es alguien que trabaja cada día en el músculo de la autoestima. Porque si logramos percibirnos de manera positiva, si nos sentimos valiosos, valientes y con recursos suficientes para afrontar retos y alcanzar sueños, nuestra realidad psicológica cambia y alcanzamos la plenitud.

La autoestima es ese núcleo que todo lo alimenta, que todo lo nutre. Es el magma de nuestra identidad y esas raíces que hacen florecer nuestra capacidad para alcanzar metas. Por tanto, cómo nos sintamos dependerá mucho de cómo la alimentemos.

( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

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