NO TE ENOJES

Convivir con las emociones

¡No te enojes!
¡No tengas miedo!
¡No estés triste!
Son frases, que la cultura popular ha introducido en nuestra vida cotidiana, por la mal información emocional que impera hoy en día.
Estas frases se dicen a la ligera como si de verdad pudiéramos evitar EMOCIONARNOS ante las diversas situaciones que nos presenta la vida.
Las emociones, no las elegimos y no se pueden controlar, (ni se debería) pues surgen como reacciones a los estímulos del ambiente y las circunstancias.
Su principal función es orientarnos ante la diversidad de sucesos para calibrarlos en relación a nuestras necesidades y valores.
Las emociones nos organizan para tomar acción y nos informan de lo que es importante.
La cultura popular de hoy, ha acordado “mantener la paz” a toda costa. Esta tendencia de supresión surge a partir de la revolución industrial y las grandes guerras, donde el ser humano se consideraba una pieza de la maquinaria de producción.
Para ser un pieza valiosa de la gran maquinaria, había que ser constante en lugar de fluctuante, casi autómata, para no afectar la cadena de producción, básicamente, no tener necesidades ni emociones, fue a partir de esa época que estas se consideraron problemáticas y un estorbo.
¡Pero qué paradoja! Si lo que nos hace humanos son nuestras necesidades y emociones. Este experimento de robotizarnos (desde la infancia, cállate y siéntate) ha desencadenado una des-conexión con nosotros mismos y con la naturaleza y la epidemia de depresión más grande que hayamos visto.
Hemos perdido la costumbre de convivir con emociones autenticas y es por esto que muchos se sienten incomodos frente a otra persona que esta teniendo un sentimiento disonante.
Cuando dicen no te enojes es egoísta porque, quién lo dice, no está entendiendo y menos respetando la necesidad del otro de sacar de su sistema lo que le disgusta y expresarse auténticamente, eso los pone nerviosos, los pone de malas, los asusta… Y lo que piden es que el otro se suprima … Para no incomodarles.
Sin embargo, sería más fácil convivir con estas emociones disonantes y ser empáticos y comprensivos con los demás y saber qué hacer en estas situaciones si conociéramos mejor las funciones de nuestro cuerpo emocional. Aquí algunos puntos:
Las emociones agradables nos indican que las cosas van bien.
Las emociones disonantes (ojo, que no son negativas) nos indican que tenemos que hacer un cambio.
Las emociones hablan el lenguaje de las necesidades, toda necesidad insatisfecha, desencadena una emoción disonante.
El enojo, pide establecer límites.
El miedo, pide protección y hacer una pausa para considerar una amenaza.
La tristeza, nos invita a interiorizar, para nutrirnos de alguna experiencia, para vivir un duelo y limpiarnos con lágrimas para empezar desde un punto nuevo.
Para poder convivir con el dolor de otros es necesario tocar nuestro propio dolor, lo cual para muchos no es nada grato y por ello, prefieren descartar estas emociones antes que sentirlas.
Por otro lado…
Recordemos que lo que para uno puede ser insignificante, para otro puede ser importante.
Acompañar saludablemente a otro es honrar su autenticidad y escuchar con amor sus necesidades no satisfechas.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

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