NO NECESITES NADA

Llena tu corazón de ti

Vivimos en una sociedad consumista donde se nos hace pensar que las cosas materiales nos darán la felicidad. Pero lejos de la realidad, este apego a lo material es uno de los principales motivos de sufrimiento.
Cuánto más te ames, menos amor necesitarás. Por lo tanto, al no necesitarlo, no construirás ni sostendrás relaciones conflictivas. Solo vendrán a tu vida personas de luz y sabiduría, y si no fuera así, se marcharán rápidamente. Al no necesitar amor te expresarás siempre como deseas y seguirás a tu corazón todo el tiempo, ya que no tendrás miedo al rechazo, ni al juicio, ni a la soledad, ni a la carencia o al abandono. Como tu corazón estará lleno de ti, sentirás que el mundo entero es más pequeño. Sentirás que el mundo está dentro de ti y no tú dentro de él. Todo lo disfrutarás en su justa medida. Saldrás al cine, a cenar, harás deporte y otras actividades, pero nada, absolutamente nada, te dará un placer mayor que cuando cierras los ojos y sientes ese amor en tu corazón; ese amor que te ganaste tras años de sanar y aceptar tus heridas; tras años de permanecer en silencio; tras años de hacer lo que viniste a hacer a este mundo sin distraerte: evolucionar. De eso se trata el camino espiritual: de no distraerte.
Si te distraes, procura siempre que sea a plena conciencia. Elige la distracción, pero nunca permitas distraerte inconscientemente y engañarte con que la felicidad está afuera. Usa al mundo, pero no permitas que te use a ti. Disfruta de todo, pero no necesites nada. Tienes que lograr vivir de tal manera que puedas prescindir de las personas y de los objetos. Esa será la prueba de que has recuperado el contacto con tu alma.

Si queremos que algo nuevo entre en nuestra vida, debemos soltar lo viejo. Y entender que vivir es espacios llenos de cosas, nos resta creatividad, nos da trabajo, poca felicidad e impiden la llegada de lo nuevo.

Tenemos tantas cosas…

La felicidad proviene de otros lugares que poco o nada tienen que ver con la posesión de una moneda pues aquello que hace que nos enriquezcamos no tiene un valor material, sino más bien emocional

Tenemos tantas cosas que a veces olvidamos aquellas con las que no podríamos vivir: una buena salud anímica y física, la posibilidad de tener relaciones personales que nos den vida como aquellos amigos que estarán ahí siempre o la suerte de contar con una familia.

Todo eso y más no puede pagarse ni con todo el oro del mundo, aunque lo valga. Es por ello, además, por lo que todo eso puede hacernos ricos de felicidad: nadie se sentirá mejor que quien supera un cáncer, vence una depresión o encuentra en su pareja el mejor apoyo y un abrazo sincero.

Aprender a sentirnos completos

En muchas ocasiones seguro que nos hemos sentido frustrados porque no alcanzamos las metas que nos habíamos propuesto o porque no teníamos con nosotros lo que deseábamos. De hecho, sentimos que necesitamos más en medida que nos conformamos menos con lo que tenemos.

Es cierto que es beneficioso plantearse unas metas a las que querer llegar, pues caer en el conformismo es sinónimo de estancamiento. Sin embargo, es positivo tener en cuenta que la felicidad llega cuando disfrutamos del proceso.

Justamente los deseos no dan la felicidad, solo la decoran: es muy enriquecedor aprender a sentirnos completos con lo que hemos logrado o lo que hemos dado, para poder recibir de una forma plena lo que nos llega de forma gratuita y sin pedirlo.

En definitiva, aquello que nos llega de forma gratuita y sin ningún valor material es lo que puede hacernos ricos tal y como lo veníamos entendiendo desde el principio. El dinero nos dará comodidad, pero aquello que nos mueve las emociones es lo que nos da sentido.

( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

 

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