Debajo de tus palabras
No me hables de tus creencias religiosas, quiero ver cómo tratas a tu pareja, a tus hijos, a tus padres, al prójimo, a la naturaleza, a tu preciado cuerpo que es tu templo.
No me des sermones sobre la virtud o el pecado.
Muéstrame lo bien que escuchas, cómo te abres a la información que no se ajusta a tu filosofía personal o tus creencias religiosas (sin juzgar), cómo regalas algo tuyo al necesitado (que no sea lo que te sobra)
No me digas lo despierto que estás, lo libre que te sientes del ego.
Quiero conocerte por debajo de tus palabras.
Quiero saber cómo eres cuando te encuentras solo o en problemas.
Si puedes admitir tu dolor plenamente sin pretender ser invulnerable.
Si puedes sentir tu ira sin dar paso a la violencia.
Si puedes sentir tu vergüenza sin humillar a los demás.
Si puedes arruinarlo todo, y admitirlo.
Si puedes decir *”lo siento, perdón, te amo, gracias”* sinceramente.
Si puedes ser plenamente humano en tu divinidad.
El Dios del Universo, ya conoce tu potencial, tus secretos, tus logros, tu esencia, tu mente, hasta lo más profundo de tu alma.
Hay personas que necesitan ser inspiradas por tu forma de vivir para probar conocer a Dios.
Por favor, no me hables de Dios…
Muéstrame a Dios en ti, porque aunque no lo creas, eres la manifestación del Padre creador en ti, por ser su obra maravillosa, eres Dios en acción.
Desde que pedestal se necesita demostrar tanto con humildad, cree en Dios, si te caes…te levantas a diario, no hay perfección, Perfecto es Dios, los humanos todo el tiempo nos caemos y de las caídas se aprende.
Un verdadero cristiano debe coordinar lo que piensa lo que siente con lo que habla, pero también debemos saber que es un proceso de valientes que requiere madurar como cualquier otro proceso de la vida.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)