LA VIDA ES SOLO TUYA

Llegas a un punto…

Los seres humanos necesitamos aprobación para sentirnos parte del grupo social. Está demostrado que la gente más social presenta mayores índices de felicidad.

Sin embargo, las personas auténticas que no tienen miedo a ir en contra de opiniones diferentes y manifiestan sus deseos con seguridad, me merecen mucho más respeto y confianza.

La gente se acostumbra a que les quieras agradar y lo aceptarán como si fuese tu obligación. De esta manera, cuando te salgas de lo que esas personas piensan que deberías hacer, no lo aceptarán y exigirán ser complacidos, puesto que es a lo que les has acostumbrado.

Si le sigues el juego perderás de vista lo que quieres, cómo lo quieres y no serás capaz de ver con claridad quién eres. Te desconectas de tu propia alma y te olvidas de ti. Todo esto no hace más que obstaculizar tu propio crecimiento personal en todas las áreas de tu vida.

Serás manipulado y abusarán de ti. Puesto que solo buscas complacer y no sabes manifestar tus deseos, abusarán de tu buena voluntad y te manipularán para que acabes haciendo lo que otras personas quieren.

Pero cuando se dan cuenta de que contigo es fácil usar el chantaje emocional, lo seguirán utilizando.

Y aunque te muestres fuerte y seguro, también saben que eres de buen corazón y que intentarás hacer lo que sea para que ellos estén bien.

  Cambia y demuestra

Demuestra que no tienes ganas de decir que sí todo el tiempo para hacer felices a los demás y no decepcionar sus expectativas.
Ya no puedes seguir jugando buena cara al mal juego.
Ya no tienes ganas de hacer nada excepto lo que quieres.
Quien te quiere de una manera, quien de otra, que espera mucho, quien no, todo es cuestión de expectativas, sí, pero de ellos, no de ustedes.
Cansado de escuchar las quejas de todos, qué diablos, no importa.
Entonces, ¿qué debemos hacer?
Empieza diciendo que no, haciendo solo lo que sientes que es correcto.
¿Qué cambios?
Definitivamente vives más tranquilo.
Todos deberíamos hacer lo que sentimos y nunca lo que tenemos que hacer, por etiqueta, lugares comunes, deber y más.
La vida no es solo un momento que se va volando y no permite la segunda vez, así que tratemos de vivirla, al menos, usando nuestra propia piel y no para agradar a los demás…

El tiempo

Es la cosa más preciosa que tenemos, y con demasiada frecuencia lo olvidamos.
No es el dinero, no son las cosas que tenemos, no es nuestra ropa, nuestro coche o nuestra casa.
Es ese momento.
Todo lo que compramos, no lo hacemos con dinero (que son solo piezas de papel elegidas como unidades de cambio) sino con el tiempo que dedicamos a trabajar y ganarlo.
Sin embargo, sobreestimamos el dinero y devaluamos nuestro tiempo.
Nuestro tiempo es lo único que nunca vuelve.
Nuestro tiempo es limitado, y no podemos comprar nada más.
Con demasiada frecuencia es al final de nuestros días cuando nos damos cuenta. Haríamos cualquier cosa para volver y tener más.
El tiempo.
Siempre preguntémonos cómo estamos gastando nuestro tiempo.
¿Le estamos dando el valor correcto, o lo estamos mortificando, siempre posponiendo nuestros deseos para un futuro momento?
Vivir es ahora.
Este momento, esta vez, es todo lo que tenemos.
Nuestra posesión más valiosa.
Vamos a darles valor.

Cuando tienes claro lo que quieres y cómo lo quieres y, además, no haces ningún mal a nadie con ello, no te dejes manipular. Sé fuerte, sé coherente y sostén la frustración que te va a generar esa desaprobación al principio.

Si valoras tus deseos y tus opiniones, habrá a quien le guste y a quien no, pero establecerás relaciones más verdaderas y te sentirás más en coherencia contigo misma. Y eso, querida amiga, no tiene precio.

Solo pensando un poco más en ti y haciendo solo las cosas que te hacen sentir bien, estarás más cerca de la vida que quieres. Si, por el camino, además eres capaz de complacer a otros, seguro que eso te da aún mayor felicidad.

Es precioso ayudar a la gente y hacerla un poco más feliz. Pero lo primero, siempre y cuando no hagas daño a nadie, eres tú.

( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

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