LA ANSIEDAD

Agotamiento mental

LA ANSIEDAD no es solo tener dificultades para respirar.
LA ANSIEDAD es despertarse a las 3 de la madrugada de un sueño muerto porque tu corazón está acelerado.
LA ANSIEDAD es estresarse por cosas que pueden o no ser reales.
LA ANSIEDAD es cuestionar tu fe, ¿cómo podría mi creador permitir que me sienta así?
LA ANSIEDAD es una ducha a las 2 de la madrugada.
LA ANSIEDAD es tu estado de ánimo cambiante en cuestión de minutos.
LA ANSIEDAD es un temblor incontrolable.
LA ANSIEDAD es llanto, lágrimas reales y dolorosas. LA ANSIEDAD es náuseas.
LA ANSIEDAD es paralizante.
LA ANSIEDAD es oscura.
LA ANSIEDAD es miedo
LA ANSIEDAD es preocupación
LA ANSIEDAD es física y emocionalmente agotadora. LA ANSIEDAD es cruda.
LA ANSIEDAD es real
LA ANSIEDAD es una pelea con su cónyuge, aunque no esté enojado.
LA ANSIEDAD te está rompiendo a la menor molestia.

La hora de la preocupación

Cuando la ansiedad se instala en tu ser, uno de los signos más comunes es tener una mente hiperactiva con pensamientos repetitivos y constantes preocupaciones sobre hechos pasados o futuros.

Esta constante agitación e inquietud mental te mantiene en un círculo vicioso donde no puedes parar o desconectar en ningún momento.

Tener la mente en blanco o relajada se convierte en toda una odisea y el pensar claramente es prácticamente imposible.

Esta agitación también te lleva a experimentar un agotamiento mental bastante grande que puede llegar a afectar tu productividad y calidad de vida.

Analizando la preocupación:

Escoge un lugar y una hora para preocuparte, (el mismo lugar y la misma hora todos los días), Dedica 30 minutos a pensar en las cosas que te preocupan y lo que puedes hacer, intenta no pensar en lo que “podría ocurrir”. Céntrate en lo que en realidad está sucediendo. Luego deja de preocuparte y sigue con tus actividades diarias.

Piensa en las dos últimas semanas y haz una lista.

Apunta las veces que has exagerado lo negativo. Las que has generalizado (usando palabras como todo/ todos, nunca, siempre, cada vez que…). Cuando tienes pensamientos de todo o nada.

Escribe o reflexiona si crees que las cosas están relacionadas contigo habitualmente aunque seguramente no tienen nada que ver.

Piensa en cada preocupación y escríbela. ¿De qué me preocupo, se puede hacer algo al respecto? Revisa indicaciones anteriores, y si la respuesta es NO, no importa cuánto te preocupes, nada va a cambiar. Intenta distraer la atención, si la respuesta es si, pasa al siguiente paso, escribe una lista de cosas que podrías hacer para resolver tus preocupaciones, si hay algo que podrías hacer de inmediato, hazlo. Si no hay nada, haz un plan de cuándo, dónde y cómo abordar el problema.

Cuando hayas hecho esto di en voz alta: “He hecho lo que podía hacer, ya está” y continúa con tu vida.

( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *