Mirar hacia dentro
A veces parece que se comprende mucho mejor la idea de no espiritualidad, así como las consecuencias de llevar una vida desenfrenada, poco planificada, irreflexiva, poco centrada en lo importante, llena de superficialidades, que nos lleva a ir dejando pasar los años sin la oportunidad de centrarnos en lo que realmente somos y queremos ser.
Muchas personas se lamentan de vivir así, llevando unas vidas azarosas que producen un gran sentimiento de vacío y desasosiego. No ser capaces de encontrar la paz interior produce infelicidad e insatisfacción.
Sin embargo, trabajar por nuestro crecimiento personal, por ser mejores para nosotros mismos y para los demás, nos ayuda a encontrar bienestar y satisfacción, dirigiéndonos a la paz interior.
En este sentido, la espiritualidad también tiene una parte de propósito y búsqueda de significado personal. El propósito es una parte de la espiritualidad.
La espiritualidad es mirar a tu vecino y comprender que su mal humor es causa de su dolor, y no sentirte ofendido.
Espiritualidad es que las cosas no salgan como tú deseas y aceptar que así ha de ser para tu aprendizaje.
Espiritualidad es hacerte responsable de tus circunstancias, es no creerte la víctima, es no culpar a nadie de lo que te sucede.
Espiritualidad es vivir en la alegría, o en el silencio, o en el bullicio, o en la tormenta, o en la luz, o en la oscuridad, vivir lo que la vida te propone, sin pretender que sea otra cosa.
Espiritualidad es comprender que si te enfermas, no solo hay que atender los síntomas físicos, sino también ver que emociones no estás gestionando, y atender que lo que hace tu cuerpo es mandarte un mensaje.
Espiritualidad es caminar disfrutando de cada paso del camino, independientemente de lo que te suceda. Es atender las emociones sin identificarte con ellas. Es cuidar tus pensamientos y tus palabras.
Es ser coherente y mantener la autenticidad en todos los ambientes y en todas las circunstancias.
Espiritualidad es abrazarlo todo, es amar el mundo tal y como es, con todo lo que contiene, sin juzgarlo, sin quejarte, sin poseer.
Espiritualidad es compartir, es estar en paz, es dejar que cada uno viva como le plazca, es comprender que nada es real y que a la vez, hay que ser impecables a la hora de jugar la partida de la vida.
Y no hablo de religión, no hablo de dogmas, no hablo de pecados, no hablo de creencias, no hablo del bien y del mal, no hablo de iglesias, ni de maestros, ni de normas.
Hablo de lo que late cuando consigues parar y mirar hacia dentro, y te das cuenta de que no tendría sentido la vida, si solo fuéramos materia, si solo estuviéramos aquí para pasar el rato, si solo fuéramos un puñado de carne, de vísceras, de arterias, si solo fuéramos un deseo atrapado en un cuerpo, sin un alma que anhela sentir de nuevo, el amor del que sin duda forma parte.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)