Cuando el alma calla
La mente controla al cuerpo, existe una relación entre pensamiento y cuerpo, entre emoción y síntoma.
Cuando mantenemos un pensamiento negativo en la cabeza durante un minuto, el sistema inmunitario queda durante aproximadamente cinco horas en una situación delicada por lo que, si estos pensamientos o emociones negativas se mantienen en el tiempo, estaremos más predispuestos a contraer enfermedades por la debilidad del sistema inmunitario que nos protege.
Las emociones negativas destruye y las positivas lo contrario, tienen la capacidad de curar y hacernos felices.
Tenemos que aprender a vivir con nuestras emociones, buenas o malas y saberlas controlar, gestionar y comprender aunque no las exterioricemos, debemos saber que pueden indicar que algo no funciona bien y pensar que la enfermedad puede tener un origen emocional causado por algún tipo de sentimiento no manifestado como tal, que se proyecta en el plano físico.
Por eso, órganos como el corazón o el intestino se relacionan con la alegría que los estimula, en cambio, la agitación o el exceso de excitabilidad, el estrés o la ansiedad pueden causar taquicardias, insomnio y falta de concentración.
Las personas obsesivas y que se desbordan emocionalmente suelen tener un desequilibrio cardíaco y digestivo.
Si vivimos con resentimiento, rabia, agresividad, cólera, indignación, irritabilidad o ira, nuestro hígado y vesícula biliar sufrirán, las personas muy activas que se preocupan en exceso, que reaccionan con agresividad e ira de manera desproporcionada al estímulo sufrido, tendrán manifestaciones físicas relacionadas con problemas del hígado y la vesícula, que se pueden presentar en forma de malas digestiones de las grasas, dolor en costado derecho, color amarillo de la piel y manchas oscuras en cara e incluso problemas de visión.
El temor, la falta de autoestima y la timidez están asociados a los riñones, las glándulas suprarrenales y a la vejiga, el miedo o la angustia pueden dar dolor lumbar e infección urinaria, nuestra energía se ve reducida, con una disminución del metabolismo y alteraciones de los procesos de la digestión cuando sentimos estas emociones.
La Tristeza, la melancolía y la aflicción pueden afectar al pulmón, podemos sentir opresión en pecho, dificultad para respirar, resfriados frecuentes, asma y problemas circulatorios, incluso falta de apetito o pereza.
Cosas que el cuerpo grita:
1. Dolor de Estómago.
El estómago “duele” cuando las rabias no consiguen salir, la concentración de bilis se manifiesta de esta forma.
2. Dolor de garganta.
El dolor de garganta “arde” cuando no es posible comunicar las aflicciones, sentimientos reprimidos.
3. Resfriado.
La enfermedad es un “conflicto” entre la personalidad y el alma. Muchas veces tenés resfrío o flujo nasal cuando el cuerpo no llora.
4. Diabetes.
La diabetes “invade” cuando la soledad y la falta de cariño están presentes.
5. Obesidad.
El cuerpo “engorda” cuando la insatisfacción aprieta, cuando no estamos conformes con lo que tenemos y en vez de hacer algo por mejorar, solo nos reprochamos y nos llenamos de cosas negativas.
6. Presión alta.
La presión “sube” cuando el miedo aprisiona y la ansiedad crece, no hay nada peor que la incertidumbre lo cual también provoca este padecimiento al igual que el estrés excesivo y la falta de descanso mental.
7. Neurosis.
Las neurosis “paraliza” cuando el niño interior va desvaneciéndose y deja de ver el lado bueno y práctico de la vida, cuando está invadido de prejuicios.
8. Fiebre.
La fiebre “calienta” cuando las defensas explotan las fronteras de la inmunidad.
9. Dolor de cabeza.
El dolor de cabeza “deprime” cuando las dudas aumentan, cuando el estrés nos invade y especialmente cuando estamos muy cerca de un círculo social negativo y nocivo para nuestra salud. ¡Alejate!
10. Dolor de espalda.
La espalda “lástima” en ocasiones queremos ser protagonistas de todo, estar en todo e incluso en lo que no nos incumbe. Debemos aprender a atender nuestros asuntos y no meternos en la vida de los demás, esto nos puede ocasionar problemas los cuales no nos corresponden.
11. Dolor de rodillas.
Las rodillas “duelen” cuando tu orgullo no se doblega, te indica que estás aguantando de más, alguna situación que debes de concluir inmediatamente.
12. Dolor de pecho.
El pecho “aprieta” cuando el orgullo esclaviza, cuando somos demasiado rígidos y no aprendemos a ser flexibles, cuando creemos que nuestra única verdad es la que vale y ponemos por encima de todos nuestra forma de pensar sin darnos la oportunidad de conocer nuevas opiniones.
13. Dolor en el corazón.
El corazón “afloja” cuando el sentido de la vida parece terminar, cuando hemos hecho cosas de las que no estamos orgullosos y de cierta forma hemos afectado a otras personas.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)