LA VIDA

El tren de la vida

La vida se asemeja a un viaje en tren. Con sus estaciones y cambios de vía, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos casos y profundas tristezas en otros…

Al nacer, nos subimos al tren y nos encontramos con nuestros padres, creemos que siempre viajarán a nuestro lado…Pero en alguna estación ellos se bajarán dejándonos seguir el viaje, de pronto nos encontraremos sin su compañía y su amor irreemplazable…

No obstante, muchas otras personas que nos serán muy especiales y significativas se irán subiendo al tren de nuestra vida… Nuestros hermanos, amigos y, en algún momento, el amor de nuestra vida…

Algunos tomarán el tren para realizar un simple paseo. Otros, durante su viaje, pasarán por momentos de oscuridad y tristeza. Y siempre encontraremos quienes estén dispuestos ayudar a los más necesitados… Muchos, al bajar, dejan un vacío permanente, otros pasan tan desapercibidos que ni nos damos cuenta que desocuparon sus asientos.

Es curioso ver como algunos pasajeros, aún los seres queridos, se acomodan en coches distintos al nuestro. Durante todo el trayecto están separados, sin que exista ninguna comunicación.

Pero en realidad, nada nos impide que nos acerquemos a ellos si existe buena voluntad de nuestra parte.  De lo contrario, puede ser tarde y encontraremos a otra persona en su lugar.

El gran misterio para todos, es que no sabremos jamás en qué estación nos toca bajar. Como tampoco dónde bajarán nuestros compañeros de viaje, ni siquiera el que está sentado a nuestro lado.

La vida no se mide

La vida no se mide anotando puntos, como en un juego.
por el número de amigos que tienes, ni por cómo te aceptan los otros, según los planes que tienes para el fin de semana o por si te quedas en casa solo.
Según con quién sales, con quién solías salir, ni por el número de personas con quienes has salido, por las personas que has besado.
por la fama de tu familia, por el dinero que tienes, por la marca de coche que manejas, ni por el lugar donde estudias o trabajas.
por lo guapo o por lo feo que eres, por la marca de ropa que llevas, ni por los zapatos, ni por el tipo que música que te gusta.

La vida se mide según:

A quienes amas y a quienes dañas.
La felicidad o la tristeza que proporcionas a otros.
Los compromisos que cumples y las confianzas que traicionas.
Lo que dices y lo que haces y de lo que quieres decir o hacer, sea dañino o benéfico, los juicios que haces, porqué los haces y a quién o contra quién los comentas.

A quién ignoras a propósito.

Los celos, el miedo, la ignorancia y la venganza que albergas.
El amor, el respeto o el odio que llevas dentro de ti, cómo lo cultivas y cómo lo riegas.
Cómo usas tu vida para alimentar el corazón de otros.
Tú y solo tú escoges la manera en que vas a afectar a otros.
La vida se mide por esas decisiones.

“Vivamos de manera que cuando llegue el momento de desembarcar, nuestro asiento vacío deje bonitos recuerdos a los que continúan viajando en el Tren de la Vida”

(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

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