Ser feliz depende de ti
Nos han dicho que la felicidad no debería ser nuestra meta, sino nuestro camino, y en muchas ocasiones no nos damos cuenta de que estamos recorriendo precisamente ese camino hasta que es tarde.
Es lo de siempre, cuando somos pequeños queremos ser mayores porque pensamos que al ser “libres” seremos por fin felices. Pero cuando crecemos nos damos cuenta de que la auténtica felicidad era la que teníamos antes, cuando no había responsabilidades. ¿Cuántas personas habéis oído decir “seré feliz cuando me jubile” y jubilados que echan de menos trabajar?
Por supuesto hay excepciones, no todo el mundo es igual y la vida puede dar muchas vueltas pero quién no se ha preguntado alguna vez a qué edad se es más feliz. ¿Acaso existe una edad exacta?
Cada vez creo menos en la felicidad como algo místico, la entiendo en términos prácticos. Al igual que el amor, la felicidad no es un juego de azar, es un trabajo a tiempo completo. Una partida de poker, que combina algo de suerte con mucha estadística. La felicidad es algo en lo que inviertes con acciones, con maneras de pensar, con la forma que uno tiene de manejar sus enfados, gestionar los insultos y aceptar las desgracias. La felicidad es saber ganar y perder. La felicidad no depende de que tengas todos los brazos y todas las piernas si no de cómo utilices los que te quedan.
Gran parte de la felicidad radica en nuestra mente y no fuera de esta, ya que dependerá mucho de la actitud que tomemos ante las situaciones de la vida lo que nos permitirá disfrutar en mayor o en menor grado nuestro tiempo
No existe una formula total y completa de ser feliz; lo que si existe es la decisión que tomemos nosotros mismos de ser o no felices. Nadie podrá decidir por ti acerca de tu felicidad más que tú. El que decida ser feliz, lo logrará
Aceptar que nada es para siempre. El placer no es eterno y la felicidad no dura constantemente. Todo tiene un final: las relaciones, los objetos, la vida. Este final puede ser más o menos esperado pero siempre se debe mantener la plena consciencia de que nada es perecedero y que es lógico que advenga un final. El dolor de lo que termina es inevitable, no obstante, si se tiene esto claro siempre podremos afrontar mejor el duelo.
¿Cuál es el significado de la felicidad para ti?
Esta es la primera pregunta a la que debes responder. Pero no cometas el error de pensar en alguien más.
No, en este asunto debes pensar primero en ti, tú eres lo primero. Sé responsable y encuentra tu felicidad.
En ocasiones te puede resultar difícil ser feliz, ¡imagina si tu felicidad dependiera de los demás! El problema se vería seriamente incrementado.
Es muy fácil dejar esta responsabilidad a otros, pero debes empezar hoy mismo a cambiar esto.
Es buen momento para que si dependes de los demás aprendas, poco a poco, a buscar tu propia felicidad sin necesidad de nadie más.
La felicidad no es algo que está ahí fuera, bajo las circunstancias que vivimos, sino más bien en nosotros mismos, en cómo vivimos esas experiencias.
Si vamos por la vida con la creencia de que la felicidad depende de nuestras circunstancias, de las situaciones por las que pasamos, de tener más dinero, unos hijos mejores, un buen trabajo, una pareja estable, …, estaremos continuamente buscando aquello que nos falta, sin darnos cuenta de que la felicidad no tiene nada que ver con eso.
Esto significa aprender a quererse, aceptarse y a convivir con uno mismo, puesto que serán las claves para que ante cualquier situación podamos sentir la felicidad que radica en nuestro interior.
No se trata de vivir más experiencias positivas que negativas, sino de aprender a integrar todas las experiencias como un aprendizaje vital, puesto que todas ellas son útiles y necesarias.
Entendiendo que no vamos a ser más felices por conseguir más triunfos, más dinero, poder y reconocimiento, puesto que la felicidad no tiene nada que ver con la ambición.
Que no vamos a ser más felices por obtener mayores sensaciones de placer; ya que la búsqueda de placer por mediación del cuerpo tampoco es lo que nos causa felicidad.
Podemos conseguirlo si aprendemos a escucharnos, a atender a nuestras verdaderas necesidades; alejándonos de todo aquello que nos esclaviza y nos envuelve en una espiral de un deseo permanente insatisfecho, porque ser feliz depende de ti.
¡Siéntete responsable de tu felicidad!
(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)