Criaturas de Dios
El hombre al no saber a dónde ir, sale a buscar lo mejor de sí mismo, y en muchos casos encuentra a la mujer. La mujer se deja encontrar por el hombre, solo porque primero se ha encontrado ella misma.
Somos una misma especie con un manual diferente¿se imaginan un mundo solo masculino o solo femenino? El mundo de ellos sería un lugar de guerra constante ¡claro esta! En fin, difícilmente sobreviviríamos puesto que ambos sexos somos necesarios y aceptar la diferencia es la clave para la satisfacción mutua, la armonía y la prosperidad.
Una vez el hombre y la mujer se descubren uno delante del otro, nunca se cierran a otras posibilidades de búsqueda; abren todas las puertas para dejar entrar a su interior racimos de luz y a la vez surten de su adentro, con luz, a quienes tienen su fuego apagado. La apertura les permite descubrirse ellos mismos en los hijos o en las amistades. Ese es el momento fecundo, pues hacen un mundo diferente al ya conocido. En esta alegría emprenden caminos, a veces inesperados, por donde avanzan, ya no solo para realizarse ellos mismos sino para que todo lo que se presente delante de ellos realice lo que aún permanece en estado de semilla dormida. Así es como van por el basto universo de la vida.
Las mujeres poseen mayores capacidades para comunicarse, sensibilizar y comprender el mundo; claro está, que los hombres están más capacitados para concentrarse, buscar experiencias nuevas, además son exploradores y competitivos, sin ellos difícilmente descubriríamos el mundo y sin ellas dejaríamos de comprender, estaríamos en constante confrontación. Es precisamente la simbiosis entre ambos lo que genera el equilibrio.
Dejemos de imponer la denominada “igualdad”, recordemos que somos seres diferentes, inclinémonos más por el equilibrio de sexos, la identidad femenina y el diseño de una sociedad recíproca. Las mujeres deben tomar partido en la construcción de la sociedad, aportando valores femeninos tan carentes en la vida actual y los hombres necesitan respetar y obligarse a entender esta naturaleza para conseguir una convivencia saludable.
El hombre es la más elevada de las criaturas
La mujer el más sublime de los ideales.
El hombre es el cerebro. La mujer el Corazón
El cerebro fabrica la luz. El Corazón el amor
La luz fecunda. El amor resucita.
El hombre es fuerte por la razón
La mujer es invencible por las lágrimas
La razón convence. Las lágrimas conmueven.
El hombre es capaz de todos los heroísmos
La mujer de todos los martirios
El heroísmo ennoblece. El martirio sublima.
El hombre es un código. La mujer es un sagrario
El código corrige. El evangelio perfecciona.
El hombre es un templo.
La mujer es un santuario
Ante el templo nos descubrimos
Ante el santuario nos arrodillamos.
El hombre piensa. La mujer sueña
Pensar es tener en el cráneo una larva
Soñar es tener en la frente una aureola.
El hombre es un océano. La mujer es un lago
El océano tiene la perla que adorna
El lago la poesía que deslumbra.
El hombre es el águila que vuela
La mujer el ruiseñor que canta
Volar es dominar el espacio
Cantar es conquistar el alma.
El hombre está donde termina la tierra
La mujer está en donde comienza el cielo.
(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)