Ya no me veo
Aveces la opinión que los demás tienen de nosotros y de lo que hacemos puede hacerse muy poderosa e influirnos más de lo que debería.
No intento cambiar para conseguir la aceptación de los demás.
Mejoro en aquellas cosas que pueda hacerlo y acepto mis rasgos de personalidad que no puedes cambiar.
No es necesario que los demás estén de acuerdo conmigo en todo para que me quieran y respeten.
De hecho, yo tampoco necesito estar de acuerdo en todo con el resto para valorarlos como se merecen.
Todos tenemos mucho que mejorar, pero también mucho por lo que valorarnos y sentirnos bien.
No me centro en los fracasos o en la vergüenza que siento ante determinadas personas cuando hago algo mal.
Toda la vida es un proceso de aprendizaje y hay logros que necesitan más de un intento por nuestra parte. Además, no todos juzgarán cada cosa que hagas.
Pienso en positivo y no analizo demasiado las cosas.
No es necesario cambiar mi círculo de amistades. Lo más sano y deseable es conservar a los amigos ‘de siempre’ que realmente quiero y me quieren.
Mis nuevos amigos pueden integrarse perfectamente a tu vida con toda naturalidad.
Y aquellos otros que continuamente cuestionan lo que hago se irán alejando de forma natural: mi nuevo entorno ayudará a que esto sea lo que ocurra.
En mi vida solo deben permanecer las personas que creen en mí y me muestran su apoyo.
Es posible que en ocasiones me sienta sola o no lo suficientemente acompañada.
Recuerdo que lo valioso es rodearme de personas que sean buenas para mi, aunque sean pocas.
Vencí mi miedo a lo que los demás piensen de mi hablo con ellos de mis proyectos, de mis sueños o mis planes de futuro.
Al conversar con otros podré darle forma a mi pensamientos y ganaré confianza en mi misma.
Si emprendo un camino que antes he podido compartir con otras personas, lo haré con una mayor sensación de seguridad.
A partir de ahí todo será más sencillo, porque si siento que estoy luchando por aquello que deseo no me afectará tanto lo que los demás opinen. Comprobaré que, cuando desaparezcan mis propias dudas, dejaré de desaprobar lo que hago.
En cambio, si me muestro insegura o dubitativa, los demás sentirán que es la ocasión perfecta para opinar sobre mi.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)