¿Qué es una crisis existencial?
Las crisis aparecen cuando no somos capaces de enfrentar determinado acontecimiento echando mano a los recursos con los cuales siempre habíamos contado. La crisis existencial, en particular, se caracteriza porque implica un cambio en nuestra identidad, normalmente nos sentimos como si fuésemos otra persona o cambian aspectos importantes en nuestra cosmovisión.
Durante la crisis existencial atravesamos un periodo de introspección en el cual nos cuestionamos aspectos que hasta ese momento habíamos dado por sentados o que no nos preocupaban demasiado, generalmente sobre la propia existencia, como por ejemplo: ¿cuál es el sentido de mi vida?, ¿qué haré con mi vida?
A lo largo de la vida existen momentos de estabilidad emocional que de vez en cuando son interrumpidos por acontecimientos que rompen el equilibrio que habíamos logrado. Estas situaciones nos desestabilizan y normalmente traen consigo nuevas exigencias que no siempre podemos enfrentar con éxito.
En esos momentos nos sentimos desbordados psicológicamente y necesitamos un tiempo, que podría considerarse como un periodo de transición, para poder adecuamos a las nuevas demandas. Obviamente, para lograr adaptarnos tendremos que realizar varios cambios en el plano psicológico y en muchas ocasiones estos son tan drásticos que sobreviene una crisis personal.
Cuando debemos cambiar algunos de nuestros valores, convicciones o nos vemos obligados a reestructurar nuestros objetivos solemos pasar por una etapa de confusión. Durante este periodo podemos sentirnos perdidos y experimentar una sensación de vacío interior. De hecho, la crisis personal casi siempre es una fase de reencuentro con nosotros mismos, de reestructuración de nuestro “yo” y de nuestras metas.
Una crisis personal se puede afrentar de muchas formas. Hay quienes necesitan más tiempo para salir de ella y otros incluso necesitan ayuda profesional. No obstante, en sentido general, es normal que estas situaciones provoquen sufrimiento, dolor, tristeza y angustia o ansiedad; emociones que pueden llegar a somatizarse.
Una crisis personal pone a prueba nuestra capacidad de resistencia y nuestra fuerza de voluntad. Ante las crisis podemos adoptar dos estrategias: aceptarlas e intentar salir fortalecidos o, al contrario, hundirnos. En ese preciso momento determinamos si la crisis se convertirá en una oportunidad para crecer o en una situación que de lugar a un trastorno adaptativo.