BOFETÓN DE ESPERANZA.
Guarda toda esa fuerza que tienes dentro para luchar contra las adversidades, no contra las personas. No malgastes tu optimismo con quien nunca estuvo preparado para recibirlo. Y es que seguramente se les olvidará advertirte de que no lo saben utilizar. Así que reserva un espacio en tu burbuja de alegría para quien sepa entrar en ella alimentándola de esperanzas, y no de frustraciones.
Quien te diga que algo en lo que crees es imposible, que te diga si alguna vez tuvo sueños, y pregúntale dónde perdió su fuerza de voluntad. Recuérdale que no existe un manual de la vida, que el libro de instrucciones lo escribe cada uno, y que seguramente nunca vaya a salir a la venta, porque con cada experiencia nuestro libro se va reeditando.
Pregúntale en qué momento decidió dejar de ser un niño, en qué momento se transformó en la falsa imagen de un viejo sabio que ni siquiera sabe dónde empiezan ni dónde terminan sus lecciones de moral. Pregúntale dónde perdió la personalidad y quién se la hizo perder, porque todos hemos tenido sueños, y quienes nos los niegan no hacen más que ponernos constantemente a prueba.
Demuéstrale que tu inteligencia vive de esos sueños, de los que te hacen avanzar hacia adelante y a lo que algún día te dijeron que no podrías hacer. Recuérdale que cuando sus teorías pesimistas se lavan la cara, solo dejan un puñado de miedo entre las manos. Amenázale con un bofetón de esperanza si vuelve a intentar que tu ilusión acabe en sus zapatos, pues no debes permitirle ni siquiera por un segundo, que te hagan dudar de ti mismo por culpa de sus propias inseguridades.
No des tantas oportunidades al que te falló en una segunda oportunidad. La primera vez será por su culpa, la segunda será por la tuya. No mantengas a tu lado a aquellas personas que te hagan daño. Si lo estás haciendo actualmente pregúntate… ¿Qué consejos te darías a ti mismo si no fueras tú mismo? Pues empieza a aplicártelos uno por uno. Quiérete como si fueras tu mejor amigo, porque de hecho, serás la única persona con la que tendrás que vivir toda tu vida. Y si alguien te acusa de ser un poco egoísta por pensar de este modo, acúsale tú de ser muy poco inteligente.
¿En qué momento habremos decidido alejarnos de nosotros mismos? ¿En qué momento nos habrán convencido de tener menos derechos de los que tenemos? ¿En qué momento nos habremos quedado ciegos? Existen muchos más motivos por los que sonreír cada día que por los que lamentarse. Y no, querido amigo, esto no son tan solo frases, son formas de pensar, y así es como uno empieza a cambiar el mundo, su mundo.
Siente pasión en cada cosa que hagas, sé sincero contigo mismo y con las personas que te hayan demostrado que merecen la mejor parte de ti. Y si quieres ir por buen camino, empieza a hacer substituciones. En lugar de frustración, esperanza. En lugar de tristeza, alegría. En lugar de lágrimas, sonrisas. En lugar de pesimismo, optimismo. En lugar de pasividad, iniciativa. En lugar de competitividad, superación de uno mismo. En lugar de retos, objetivos. En lugar de odio, indiferencia.
¿Y en el lugar del miedo? ¿Qué se te ocurre?
La felicidad está al alcance de todos y de todas las circunstancias. Tú eliges el papel que quieres en la película de tu vida, tú eliges si ser el protagonista y el principal responsable de tu felicidad o el actor secundario que depende del resto. Tú decides si eres una víctima o un héroe.
Por lo tanto, no tienes excusas compañero, solo depende de ti. Desde este momento te darás cuenta de que existen dos tipos de personas: las que se plantean el «SI…» condicional como posible reto (si hago esto, puede que me acerque más a mi objetivo. Por lo tanto, lo hago), y las que lo usan para esconderse constantemente entre sus límites y miedos (si lo hago, puedo fracasar).
Así que yo digo… En lugar de miedo, sueños.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)