Si no es para ti…
Un día pasas por una zapatería y zas, ves un par de zapatos fabulosos, tan bonitos, tan altos, tan diferentes…
Rápido pides tu talla pero no hay. Así que te pruebas otro número, uno más pequeño. No es el tuyo pero quizá funcione. Te miras al espejo y son los zapatos más bonitos que has tenido en tu vida. Simplemente perfectos, te ves genial. Solo hay una cosa, te aprietan. No mucho, solo un poco, pero te aprietan… Aun así, decides llevarlos, te gustan demasiado.
Al día siguiente ya te los pones. Tus pies terminan un poco cansados pero lo toleras. Los días siguientes te aprietan un poco más, ya duelen tus dedos. Pero te gustan tanto que sigues usándolos. Te ves fabulosa. Pasan los días y ya tienes ampollas, ya ni puedes caminar…pero te gustan demasiado y no puedes dejar de usarlos.
Hasta que un buen día, hinchados y doloridos, tus pies dicen, ya no más. Ya no te valen, ya no te entren los zapatos. Lo intentas, los aflojas, encoges el pie, te los pones a medias, pero nada. Te entristece, pero empiezas a comprender que desde que los vistes, esos zapatos nunca fueron de tu talla. Lo sabías, quisiste creer que a lo mejor con el tiempo cambiarían de talla, se ajustarían a ti, se amoldarían a tus pies. Te engañaste, con la esperanza de que con el tiempo desaparecería el dolor.
Así que ahora solo tienes dos opciones: Guardarlos por si algún día te quedan aunque sabes que tus pies nunca encogerán. Guardarlos con la esperanza de que poniéndote una tirita te lastimen solo un poquito. O dejarlos ir. Agradecerles lo mucho que te hicieron feliz y tirarlos o regalarlos para que los luzca otra mujer. Ya lo aceptaste, nunca te valdrán. El dolor te enseñó que debes siempre utilizar tu talla, no otra.
Igual es el amor. Es mejor que camines descalza porque si te aprieta o no te queda, por más lindo que parezca, no es para ti…”
Verifica que no lo haces porque necesitas estar con alguien, porque necesitas que te digan palabras bonitas, porque es lo que hay que hacer, porque si no te quedarás solo.
Esto solo hará que el amor se convierta en un continuo sufrimiento. ¿Cómo evitar todo esto? ¿Cómo disfrutar del amor y dejar de sufrir en vano?
Para empezar, ten en cuenta todo lo que a continuación exponemos:
- Nunca estés con alguien porque te sientas solo.
- Si decides tener pareja, verifica que es amor y no necesidad lo que sientes.
- Comparte la vida con tu pareja, pero nunca dependas de ella.
- Ten en cuenta que amor significa ser feliz, no sufrir.
- Es muy cómodo dejarle el cargo de nuestra autoestima a otros. Pero, esto no es beneficioso para ti, ni para tu relación. Protege tu autoestima, no la olvides, no la dejes de lado.
- Enamórate de quien te merezca, de alguien que no te haga sentir mal y que te quiera como tú puedes querer a tu pareja. Ten en cuenta que hay varias cosas que te mereces de tu relación. ¡No te sacrifiques! El amor no debería de doler, sino todo lo contrario. Debería ser el culmen de tu felicidad.
(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)