SER FELIZ

Espera un minuto…

Una vez me dijeron que “el truco” para ser feliz radica en disfrutar de todo aquello que uno tiene, bueno o malo, todo tiene un objetivo para nuestras vidas. En ocasiones se presentarán situaciones donde querrás salir huyendo, y en otras se presentarán algunos que harán que la sonrisa no te quepa en el rostro, imagino que todos tenemos un poco de cada uno de estos, al menos de vez en cuando. Es decir, no todo es tan malo como parece, ni es tan bueno como quisiéramos. En el medio de todo, en ese pequeño momento donde la angustia se vuelve tranquilidad y dices “Ay, señor. Que alivio”, es al que llamamos felicidad.

Al final de cuentas te sientas una mañana y dices “yo lo único que quiero es vivir en paz, disfrutar de mi familia, de mi tiempo, de mis hijos, y de todo lo que he logrado con el transcurrir de los años mientras me repetía como un tonto: si fuera fácil todo el mundo lo haría”. En ese preciso instante te das cuenta de que la vida no es precisamente lo que habías planificado de chico, y que muy probablemente con cada paso que has ido dando, te has ido alejando de tu verdadero objetivo que, en muchos casos, no era realmente tan ambicioso como el que tienes ahora en mente.

Un día te despertarás y estarás viejo y agotado, pensando en cómo te perdiste los mejores años de la vida de tus hijos,o en cómo dejaste pasar a grandes y buenas personas por seguir un camino que solo conseguirá llevarte a donde no quieres llegar realmente. No lo sé. Solo sé que esta mañana hace frío, cae la lluvia, y echo de menos a muchísimas personas. Quizás sea solo un momento de melancolía, producto de un mal sueño o de un rato de pensamientos tristes. No lo sé. Lo bueno es que mis emociones aún funcionan y están a pleno rendimiento.

Por la mañana, nos apresuramos al trabajo. Una vez que llegamos a él, nos apresuramos para hacer que las 8 horas pasen más rápido.
Por la noche, entramos corriendo por la puerta de nuestra casa, nos apresuramos a besar a nuestros seres queridos y apresuramos el paso para lanzarnos frente a la televisión, con el celular en mano o la tableta en nuestros brazos.
Nos apresuramos desde que éramos jóvenes.
Tenemos prisa por crecer, oramos para que los años de secundaria terminen pronto y de una vez, luego nos apresuramos para terminar la universidad.
Entonces nos damos prisa para comprar una casa o departamento con deudas largas o de por vida.
Elegimos tener hijos, a los que estamos criando de prisa, preguntándonos ¿en qué momento crecieron tan rápido?
Y cuando crecen nos preguntamos por qué tienen tanta prisa por independizarse y dejarnos tan rápido…
Espera un minuto… Creo que eso te suena familiar.
Última visita a casa de tu abuela, te apuras por volver a la tuya, ella, sosteniéndote de la mano y diciéndote con voz temblorosa: Espera hijo un poco más, sabe Dios si te volveré a ver.
 Cuántas veces has oído a alguien preguntar, ¿Qué has hecho con tu vida? Así que Vive el hoy, el mañana no existe. Eso suena impactante, pero es la realidad, morimos y nada nos llevamos.
Por eso los italianos lo llamaron simplemente: Hoy estás en la Tierra, mañana estarás en la tumba. En la Tierra puedes dejar huellas o sombras. En la tumba, ya no eres ni un rastro o ni una sombra.
Que triste es analizar nuestra vida y ver qué nos preocupamos tanto de lo material que hacemos morir o enfermar nuestro ser espiritual, nuestro sentimiento, la sencillez de las cosas.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

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