TODO DEPENDE DE TI

¿Que es la sabiduría?

“¿Qué es la sabiduría? El arte de vivir, no el arte de hacer cosas; el arte de vivir… ¿Para qué estamos vivos? Estamos vivos para vivir”.

El arte de vivir. No el arte de hacer cosas, el arte de vivir… Se puede vivir sin hacer muchas cosas, y se puede hacer muchas cosas sin saber vivir. La mayoría de la gente que ahora uno ve por la calle sabe hacer muchas cosas, se mueve todo el día, está agitada todo el día, y no sabe vivir.

Hoy, en gran parte, el hombre de una ciudad civilizada y urbanizada es un servidor del sistema y de las máquinas, porque cuando tiene que ocuparse del coche, de la lavadora, de lo otro y de lo de más allá, se pasa el día alimentando cosas y sosteniendo cosas, cuando sencillamente podría vivir mejor. Porque lo que no está claro son los fines. ¿Cuáles son los fines de la vida?, ¿para qué vivimos?, ¿para qué estamos vivos?

Estamos vivos para vivir para realizarnos, para dar de cada uno de nosotros todo lo que puede dar, porque así tendrá todo lo que pueda recibir. Pero para que esto empiece hace falta libertad. Y para tener libertad, no libertad de expresión, lo que hay que tener es libertad de pensamiento, porque si usted no tiene libertad de pensamiento, da igual que hable o diga lo que quiera.

Nuestra vida es un arte

El gran arte de la vida es hacer de la vida una obra de arte.
Aunque no escribas libros, eres el escritor de tu vida.
Aunque no entiendas de cine, ni de cámaras, tu existencia puede transformarse en un film primoroso con Dios de director.
Aunque cantes desafinado, tu existencia puede ser una linda canción,
Aunque no entiendas de música, tu vida puede ser una magnífica sinfonía
Aunque no hayas estudiado en una escuela de comunicaciones, tu vida puede transformarse en un reportaje modelo.
Aunque no tengas gran cultura, puedes cultivar la sabiduría de la caridad.
Aunque tu trabajo sea humilde, puedes convertir tu día en oración.
Aunque tengas cuarenta, sesenta o setenta años, puedes ser joven de espíritu.
Aunque las arrugas ya marquen tu rostro, vale más tu belleza interior.
Aunque tus pies sangren en los tropiezos y piedras del camino, tu rostro puede sonreír.
Aunque tus manos conserven las cicatrices de los problemas y de las incomprensiones, tus labios pueden agradecer.
Aunque las lágrimas amargas recorran tu rostro, tienes un corazón para amar.
Aunque no seas un santo, ni un ángel, en el cielo tienes reservado un lugar.

Debemos intentar conseguir ver aquello que poseemos, con la misma mirada como lo estaríamos mirando si alguien nos lo quitara; sea lo que sea, posesiones materiales, trabajo, salud, amigos, familia, pareja y/o hijos, la mayoría de las veces solo sentimos su valor después de haberlos perdido o deseándolos, pero jamás ya que se tienen.

Al mirar todo aquello que no tenemos solemos pensar “¿cómo sería si eso fuese mío?”, y de este modo llegamos a sentir la falta. En lugar de ello, ante las cosas que poseemos deberíamos pensar a menudo “¿cómo sería si perdiera esto?”.

Muchas veces pasa algo que se sale de tus planes y parece como si todo se nublara. Debemos pensar, arreglar, disfrutar, sufrir cada cosa en su momento, espacio y en su medida, sin preocuparnos de todo lo demás; tener, por así decirlo, cajones para nuestros pensamientos y emociones donde abrimos uno y cerramos todos los demás. La preocupación por un asunto grande no alterará en todo momento la preocupación por cien asuntos pequeños.

Tú eres dueño de tu cuerpo, de tu cerebro y de los pensamientos que generas a través de él. Si tú decides pensar positivo así será. El humor, por ejemplo es un tiempo de pensamiento y actitud que ayuda a que las circunstancias desfavorables se lleven mejor. Las situaciones no producen nuestra felicidad o nuestra amargura, más bien es nuestra manera de asumirlas lo que genera nuestro estado de ánimo. Para bien y para mal es mucho menos importante lo que le sucede a uno en la vida que la manera en que lo experimentamos. Para la felicidad de nuestra existencia, el estado y la condición de la conciencia es absolutamente lo principal.

(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)

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