Buscar el término medio
Me parece fundamental que en la base de la pirámide aparezca el equilibrio emocional. No se trata solo de una vida sana y estar tranquilo.
“Hay mucho endocrino que aboga por comer con hambre pero hay que abogar por comer con cabeza. Comer con hambre es una espiral que llega a confundir ansiedad o tristeza con hambre. Comer con cabeza es hacerlo de forma planificada, cinco veces al día, sin saltarse ninguna”
“Con cabeza somos capaces de entender las emociones y buscar la solución”.
Comer sin medida cuando sufrimos ansiedad; compensar la tristeza con dulces; asaltar el frigorífico y darnos un atracón…Conductas emocionales que influyen en el sobrepeso y la obesidad. Una dieta no es suficiente para bajar de peso si no se tratan también las emociones
Igual que se muere de pena (comprobado por la ciencia), la tristeza y la ansiedad también nos producen trastornos que llevan a los atracones o la ingesta insaciable.
Comemos por estrés y engordamos. Al vernos mal, perdemos nuestra autoestima, nos sentimos mal, y comemos. Un círculo muy difícil de resolver.
Es un proceso muy adictivo, relacionado con la necesidad de recompensa, al comer se liberan dopa mina y ser tonina y, en ese sentido, se buscan productos ricos en azúcar y altamente calóricos que aportan esa sensación de placer.
Ni una alimentación desmesurada, ni la falta de ejercicio han provocado tus kilos demás, lo que te hizo engordar fue:
-El miedo
– El sentimiento de abandono
– La falta de amor propio
– No sentirte amada por tu pareja
– Sentirse desprotegida y desvalorizada
– Falta de dinero
– No pasaste un examen, una entrevista de trabajo.
– Falta de un trabajo
– Falta de amigos
– Rechazo
– Problemas familiares, con tus padres, en la escuela, en el trabajo, con la pareja.
– La muerte de un ser querido.
–Una ruptura amorosa.
No acabaríamos…
Los defensores de la denominada alimentación consciente, explican que cuando se trata de seguir una dieta se suele caer en la regla del todo o nada. Cuanto más nos reprimamos por comer una serie de alimentos, más ansiedad nos generará y tendremos mayores dificultades para prescindir de ellos, hasta caer inevitablemente en los peligrosos atracones. Por tanto, solo una minoría mentalmente muy fuerte logra adelgazar.
Todo está en la cabeza, incluido el aspecto físico, muy determinado por nuestros sentimientos y emociones. Si uno se siente avergonzado de su peso, entonces, difícilmente podrá adelgazar, más bien al contrario. Tanto es así que las personas que han sido discriminadas por su sobrepeso, tratadas con falta de respeto o que, simplemente, se sienten mal con su físico debido a la presión de los estándares sociales, tienen seis veces más de posibilidades de sufrir obesidad que el resto…
La propensión a ganar peso de las personas avergonzadas con su aspecto físico también se debe a que muchas de ellas rehúsan realizar ejercicio físico por miedo al ridículo, según reportó uno de cada tres participantes en el estudio. “La mayoría de las personas con sobrepeso son conscientes de ello y no necesitan que se lo repitan todo el tiempo. Decirles que están demasiado gordos y que deben adelgazar no va a ayudarlos, solo hará que se sientan peor”,
El estrés y el nerviosismo son las dos patologías que más influyen en el sobrepeso, y es que de ellas se deriva una considerable falta de autocontrol que nos lleva a comer de forma más impulsiva, sentirnos menos saciados. Además pueden provocar la ralentización del metabolismo. Un fenómeno que explicaría el hecho de que “las personas con sobrepeso tienden a pensar dos veces antes de llevarse a la boca un segundo pastel, pero aun así presentan más dificultades para resistirse a las tentaciones”, tal y como destaca esta investigación.
Cuando se trata de seguir una dieta se suele caer en la regla del todo o nada. Cuanto más nos reprimamos por comer una serie de alimentos, más ansiedad nos generará y tendremos mayores dificultades para prescindir de ellos, hasta caer inevitablemente en los peligrosos atracones. Por tanto, solo una minoría mentalmente muy fuerte logra adelgazar.
Frente a la privación casi absoluta, hay que proponer otro tipo de alimentación basada en comer todo lo que el cuerpo nos pida. Esto es, atender a la necesidad nutricional de nuestro organismo, sin privarse de nada en concreto, pero evitando caer en los atracones como respuesta emocional. No se trata de un reto exento de dificultades, pues para alcanzarlo, primero se debe aprender a escuchar a nuestro cuerpo, ya que el organismo sabe intuitivamente lo que necesita y lo que no. Averiguar qué nos sienta bien o mal y qué es realmente lo que necesitamos comer. Es decir, saber de manera instintiva lo que más nos agradará.
Todo esto se expresa por impulsos inconscientes y esos impulsos se manifestaron como hábitos alimenticios deficientes para tu cuerpo.
Ten en cuenta que la finalidad de las experiencias dolorosas no es perdurar en nosotros, sino enseñarnos una lección para luego disolverse.
Sin embargo como tu sistema de “drenaje emocional” está averiado y afectado por todos esos pensamientos y sentimientos negativos, inconscientemente se convierten en un atajo que se refleja en una mala digestión.
La mente es tan poderosa que actúa de esta forma y te dice:
“SI NO PUEDES PROCESAR TU TRISTEZA. TÚ COME, DESPUÉS DE COMER SIN MEDIDA TE SENTIRÁS MEJOR”
Y todas esas cosas que la mente nos hace creer y sentir que se alivian comiendo. Y que solo “mientras” estas comiendo te da una sensación de bienestar.
Te propongo que derribemos los ladrillos de ese muro de grasa, para así darle paz y libertad emocional a tu persona.
Ese muro hoy… Ya no te sirve, esos ladrillos que construyeron ese muro de grasa tienen nombre se llaman; vergüenza, rabia, miedo, rencor, injusticia, protección, separación, agotamiento, estrés, complejos de inferioridad, preocupaciones, falta de dinero, ansiedad, depresión, frustración, resistencia…
La grasa que te quitas de encima había penetrado en tu “consciente” antes de acumularse en tu cuerpo y cuando el peso desaparezca de tu mente abandonará también tu cuerpo.
(Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)