Ser amados
Si tuviera que describir el amor en una frase, sería: ‘El amor es por lo que creemos que vale la pena luchar’. No importa cómo se presente viene en diferentes tonalidades y no hay dos personas iguales y será diferente a cualquier otro que haya existido antes.
No importa si estamos hablando de objetivos en la vida o de parejas: si no estás dispuesta a luchar por ellos y aferrarte para no perderlos, entonces simplemente no los quieres lo suficiente.
Todos queremos ser amados, atendidos… Y es genial, excepto por todas aquellas cosas con las que hemos creado una amplia zona de confort. Nadie vive una vida feliz en su totalidad dentro de ese ‘espacio del menor esfuerzo’. Cuando encontramos a alguien por el que merece la pena luchar, debemos arrastrarnos fuera de esa zona. Quizá ni nos demos cuenta de que lo hemos hecho, pero en todos los casos será un esfuerzo gratificante, que valdrá la pena.
Aunque suene duro, así como la gente se aburre de las cosas, a veces sentimos que las personas no requieren atención. Y en el caso de una relación, si esta no requiere de un mínimo esfuerzo, de una lucha positiva, es una relación muerta.
Cada hombre y cada mujer merecen a alguien que los ame tanto, que él o ella estén dispuestos a luchar por ellos con uñas y dientes. Si esa persona te ama, tienes a alguien dispuesto a luchar por ti para protegerte, para pelear tus batallas. Esta es exactamente la razón por la que los seres humanos se juntaron en primer lugar.
Hoy ya no es necesario que luche con los puños, pero es necesario que luche por las decisiones que toman, la forma en la que piensan su vida, la forma en que perdonan y hacen todo lo posible para mantener la relación.
El único amor que vale la pena tener es por el que vale la pena luchar, porque cualquier cosa que no vale la pena, no es amor.
Que pase de moda
Que pase de moda eso de hacernos los interesantes. Que no tengamos que hacernos los duros y podamos hacer y decir lo que sintamos. Que deje de dar miedo apostar por alguien, y decir «para siempre». Que nos comprometamos y que nadie más forme parte de la historia.
Que el amor propio importe, pero no ciegue. Que apartemos el orgullo. Que vuelvan las declaraciones de amor con rotulador en la carpeta o con pintura en la pared. Que nos conozcamos en persona y no por pantalla. Que nos abramos a otra persona arriesgándonos a salir heridos, pero también a ser felices.
Que nos digamos cómo nos sentimos con palabras y no con iconos. Y que los sentimientos sean auténticos y no formen parte del decorado. Que lloremos si duele. Que estemos dispuestos a cambiar, que borremos de nuestras excusas eso de «yo soy así». Que importe un poco más lo de dentro y un poco menos lo de fuera. Que nos saquen a bailar. Que nos escribamos cartas, y nos regalemos flores.
Que vuelva la inocencia, que vuelva el amor. Que no de miedo apostar por alguien.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)