Querer de verdad
Ya no te quiero como antes… esa etapa de pulsaciones disparadas, de mariposas en el estómago, donde cada canción de amor parecía hablarme de ti, ya pasó, no es un secreto.
Ya no te quiero con esa fiebre, esa inocencia de quien descubre el amor por primera vez, esa locura, ese primer vuelo ciego del que se enamora.
Ya no te quiero como antes… como al inicio, con esa urgencia por descubrirnos, por devorarnos el uno al otro, como si el mundo fuera a acabarse mañana.
Ya no te quiero como antes, pero no te quiero menos.
Ahora te quiero de verdad, con todo el peso que eso conlleva.
Te quiero completo, con todo lo que implica, sin idealizaciones, sin pedestales, no como antes, antes pensaba que lo que sentía era amor, y lo era, pero solo una parte, ahora veo que el amor es mucho más.
Ya no te quiero con esa locura ciega, ahora te quiero con los ojos bien abiertos, viendo tus defectos, tus manías, tus días malos.
Te quiero con lo bueno y lo malo, sin vendas en los ojos, aceptando que dejas los calcetines fuera de su sitio, que no siempre quieres conversar porque no tuviste un buen día, y sin jugar a quién quiere más al otro.
Te quiero en tu realidad, en tu presente, en este preciso instante.
No te quiero como antes, no como una adolescente con un flechazo, sino como una mujer que ve todo lo que eres y, aun así, se queda no por costumbre, sino por elección.
No te quiero como antes, te quiero en tu totalidad. Porque el amor verdadero ve todo eso y aun así decide amar.
Te quiero desde la belleza en lo cotidiano, desde un amor que no necesita de constantes demostraciones extravagantes, porque se nutre de los pequeños gestos de cariño, de los silencios más cómodos, desde la tranquilidad de saber qué pase.
El amor verdadero no sucede de inmediato; es un proceso en constante crecimiento,se desarrolla después de haber pasado por muchos altibajos, cuando han sufrido juntos, llorado juntos, reído juntos.
No solo las buenas, sino también las malas, si de verdad estás frente a un amor puro este seguirá floreciendo a pesar de que se cierna sobre él mil tormentas.
( Los textos son de autor desconocido, fueron copiados y recontados por Adonis)